Tras la mudanza de todo el equipo técnico a su nueva residencia, muchos de los colaboradores del profesor Vladimir Gavreau se aquejaron de fuertes y persistentes dolores de cabeza, trayendo como consecuencia sobre estos síntomas tales como prurito, náuseas y vómitos, entre otros. Tal fue la gravedad del asunto, que algunos de los colaboradores de Vladimir empezaron a temblar y a convulsionar cual enfermos durante un ataque de epilepsia.
Instituto que trataba cuestiones relacionadas con la electroacústica, sospechó que aquellas molestias que sufrían los colaboradores del profesor pudieran tener su origen en radiaciones incontroladas que podrían estar localizadas en alguna parte de los laboratorios del edificio. Después que muchos y tediosos esfuerzos por parte de los científicos por encontrar la causa del problema, se acabó averiguando el origen del mismo. No eran frecuencias eléctricas incontroladas las que causaban esos síntomas, sino un ventilador que emitía ondas de baja frecuencia que comunicaron a todo el edificio una vibración de infrasonido. Tras saber lo que consiguió hacer ese ventilador, el profesor Vladimir dijo que ese fenómeno se podía reproducir Book_of_Joshua_Chapter_6-3_(Bible_Illustrations_by_Sweet_Media)experimentalmente de forma intencionada.
ayudado por sus incansables colaboradores, creó el primer cañón acústico de todo el mundo en el Instituto de Investigaciones Electroacústicas de Marsella. ¿Cómo era este cañón? Bien, este obedecía a la siguiente descripción: a una enorme reja que tenía forma de tablero de ajedrez se le ataron 61 tubos ultra flexibles a los que se les hizo pasar aire a presión regular, hasta que de estos se pudo apreciar un tono acústico, en 196 Hz. ¿Cuál fue el resultado del experimento? Simplemente, devastador. Las paredes del nuevo edificio se agrietaron, y los estómagos de los presentes durante el ensayo práctico se retorcieron hasta el extremo. consecuencia, el cañón fue desactivado. El profesor Vladimir, tras el fallido primer intento, hizo erigir unas nuevas instalaciones dotadas de sofisticada protección que proporcionarían seguridad a los hombres que manejaban el delicado instrumento. Vladimir mejoró con creces la capacidad del primer cañón, ya que el vástago del primero resultó ser una auténtica “trompeta de la muerte”, la cual era capaz de desarrollar en su apogeo hqdefaultmáximo hasta 2000 W de potencia, emitiendo, a su vez, ondas sonoras de unos 37 Hz. Lógicamente, no se pudo exprimir todo su potencial como se hubiera deseado, ya que el cañón hubiera destrozado todos los edificios existentes en varios kilómetros a la redonda. A finales de los años 70, se consiguió perfeccionar esa “trompeta de la muerte”, ya que se trabajó durante varios años en un nuevo cañón acústico de 23 metros de longitud, que fue capaz de emitir ondas sonoras que alcanzaron la frecuencia mortal de los 3,5 Hz…
Los teóricos de los antiguos astronautas, sostienen que esta trompeta de la muerte pudiera ser similar, sino idéntica, en sus principios tecnológicos básicos a los “shofar” o instrumentos sonoros parecidos a las trompetas, fabricados con cuernos de carneros por los israelitas, que de alguna manera interactuaron con el arca de la alianza para junto con el giro de estos sacerdotes alrededor de Jericó se derrumbaran milagrosamente sus muros para lograr el sangriento objetivo images (1)de Dios de exterminar a sus habitantes. Siguiendo el mismo relato bíblico, toda la población (hombres, mujeres y niños) fue pasada a cuchillo excepto una prostituta y su familia. La masacre llegó hasta el ganado, que también fue exterminado.
La ciudad no fue saqueada literalmente. Sólo se recogieron los metales valiosos antes de incendiarla con todos sus bienes intactos como ofrenda a Yahvé. Cuenta la Biblia que cuando Yahvé concedió la tierra prometida a las “tribus de Israel”, está ya estaba habitada por lo que tuvieron que enfrentarse a sus moradores originales mediante guerras. Los moradores eran cananeos y otros “israelitas” (no tenían conciencia todavía de ser tales) que en su imagesmomento no habían machado a Egipto. La primera ciudad con la que se encontraron al salir del desierto y entrar en la tierra prometida fue la poderosa Jericó rica ciudad protegida por grandes murallas. En la ciudad de Jericó, a 28 km de Jerusalén, fue donde Dios se dirigió a Josué (el sucesor de Moisés), ordenándole que sitiara la ciudad durante seis días, acompañado de siete sacerdotes, quienes portaban cuernos de carnero, seguidos del Arca de la Alianza.