Desde una perspectiva científica, un nuevo libro analiza esta intrigante posibilidad y la considera como la más probable
Desde hace décadas, los objetos voladores no identificados (OVNI) han captado la atención de miles de personas en todo el mundo. Muchos son ya los que han relatado avistamientos, contactos, incluso abducciones por parte de esos misteriosos «platillos volantes». Pero sean esas experiencias realidad o simples fantasías, lo cierto es que el llamado «fenómeno OVNI» se ha convertido en una cuestión pública y sobre la que todos, o casi todos, han opinado alguna vez. ¿Quién si no puede decir que nunca ha debatido con familiares o amigos sobre la posible existencia de extraterrestres?
Incluso la Ciencia, siempre pragmática e incrédula, está dejando últimamente la puerta abierta a la existencia de otras civilizaciones inteligentes. El hallazgo de miles de planetas alrededor de otras estrellas y de los ingredientes básicos de la vida incluso en los rincones más remotos del Universo ha llevado a los científicos a considerar seriamente la posibilidad de que, después de todo, podríamos no estar tan solos en la inmensidad del Cosmos.
Un Universo con billones de mundos
Lo cual, por supuesto, no significa que acepten el hecho de que los alienígenas nos estén visitando continuamente. Una cosa es admitir que en un Universo con billones de planetas es absurdo pensar que solo uno esté habitado, y otra muy distinta es creer que «ellos» ya están entre nosotros.
¿Y si los humanos son los pilotos de los OVNI?
Y ahora, en un interesante libro recién publicado por Michael Masters, profesor de antropología en la Universidad Tecnológica de Montana, surge una nueva e interesante posibilidad: ¿podrían los OVNIS estar pilotados por seres humanos que vienen de un lejano futuro? ¿Podrían ser esas extrañas criaturas con las que muchos dicen haberse encontrado, casi siempre con formas humanoides, ser en realidad nuestros lejanos descendientes, regresando del futuro para estudiar su propio pasado evolutivo?
La explicación más simple
Para el investigador, además, la posibilidad de que los «visitantes» seamos nosotros mismos es, con mucho, la más plausible. «Sabemos que estamos aquí. Sabemos que los humanos existen. Sabemos que hemos tenido una larga historia evolutiva en este planeta. Y sabemos que nuestra tecnología va a estar más avanzada en el futuro. Creo que la explicación más simple es que somos nosotros. Solo estoy tratando de ofrecer lo que probablemente sea la explicación más parsimoniosa».
Turistas y científicos venidos del futuro
Masters ha trabajado en numerosos yacimientos arqueológicos en Africa, Europa y Estados Unidos, y asegura que si hubiera tenido la posibilidad de viajar al pasado para entender mejor a nuestros ancestros, lo habría hecho sin dudarlo un instante. «Además, los supuestos informes de abducciones son, en su mayoría, de naturaleza científica. Podría tratarse de futuros antropólogos, historiadores o lingüistas, que viajan al pasado para obtener información de un modo al que hoy, y sin la tecnología necesaria, no podemos acceder».
Pero también podría haber una componente turística. «Indudablemente –prosigue Masters- en el futuro habrá quien pague mucho dinero para tener la oportunidad de viajar en el tiempo y ser testigo de su periodo favorito de la Historia».
Por supuesto, el enfoque de Masters en su investigación es el de «un proyecto en evolución». De hecho, faltan aún importantes piezas en el rompecabezas. Por ejemplo, seguimos sin comprender muy bien qué es exactamente el tiempo, y aún no hemos sido capaces de combinar la relatividad general, que explica el mundo a nivel macroscópico, con la mecánica cuántica, que lo hace en el reino de las partículas subatómicas.